22 febrero, 2008

Carta 2

Querido DonNadie:

¿Sabes? Hace un par de días habría jurado que lo más difícil sería escribir una primera carta. El ordenar las ideas que se agolpan en tu cabeza llamando por salir, escoger las palabras adecuadas, y escribirlas correctamente. El nerviosismo, manos que sudan frío, rodillas que tiemblan y escalofríos; la incertidumbre de pensar y repensar si está bien hecha, si es lo correcto enviarla, y por supuesto, el terror de una posible respuesta.
Y todo eso por qué ¡Por una sola y simple carta!
Pero es que no es cualquiera, es la primera y es especial, pensarás, pues bien, ahora puedo responder con conocimiento de la causa, que sí, la primera es especialmente sufrida, pero lo peor ¡lejos! Es de hecho lo que ahora hago… Una segunda carta.
¿Porque qué es una segunda carta?
Puede ser una respuesta, o la continuación de una respuesta… Pero ¿y si no existe esa respuesta? ¿Cómo continuar? Corrigiendo errores, tal vez, pero ¿Cómo detectar esos errores? ¿Debo acaso analizar más en profundidad mis palabras y auto juzgarme? ¿No sería eso un insulto a mi propia vanidad? ¿Cómo dañar con un puñal de críticas un arduo trabajo? Porque si las críticas vinieran de segundas, terceras o cuartas personas, poco podrían importarme… siempre hay una forma de rebatirlas, de justificar las equivocaciones, o por lo menos, siempre se puede hacer oídos sordos a todo esto, siempre puedes escoger tu caparazón interna y ocultarte ahí para siempre… Pero, si la crítica viene de tu interior ¿Qué clase de caparazón podría protegerte? ¿Cómo escapar de ti misma?

En fin… ojalá mis preguntas tuvieran respuesta… Aunque claro, para mi es más que suficiente si te das el tiempo de leerme y tal vez reflexionar sobre mis preguntas. Mil veces gracias por esa molestia.


Saludos cordiales.


Lucía Barfield.

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Aveces soy la protagonista de mis propias historias... Pero no se ilusione, no pasa muy seguido.