29 febrero, 2008

Carta 4

Querido DonNadie:

Como había estado pensando en miles de cosas esta semana, me quedé pasmada cuando oí a alguien en la casa comentar sobre "hoy".

Me pregunte miles de veces ¿será algún Santoral que no recuerde? No, porque habríamos ido a misa; ¿será que es alguna fiesta, o cumpleaños? No, de ser así habrían preparativos; ¿será que simplemente el mundo se levantó con buen humor? ¡No! ¡Mi padre ha estado gritándole al primero que se le cruza toda la mañana...!

¿Qué rayos será entonces? Me pregunté por última vez, y fue cuando decidí que mis dudas no tenían ningún sentido, y después de golpearme mentalmente por haberme demorado tanto, corrí a preguntarle directamente a Don Jorge, el jardinero a quien oí hablar sobre el día, qué diantre sucede.

Él, muy amable, me miró con su sonrisa bonachona, soltó una risotada, y me dijo:
- ¿Pero es que no sabes que es Hoy-día-No-Existe?
- ¿Cómo que hoy día no existe? ¡No es posible! - respondí yo más confundida aún. Él volvió a soltar una risotada, como si creyera que era aún una niña pequeña que le pregunta si las abejas se roban el polen de las flores para fabricar castillos de miel en Nunca Jamás.
- Todo es posible en esta vida, dicen por ahí... - se limitó a responderme con otra sonrisa.
Obviamente esa respuesta no era lo que yo quería oír. Que hoy no existe, que idiotez... Creo que el viejo jardinero ya no es el mismo de antes...

¿Sabes DonNadie algo sobre esto? ¿Es posible que exista Hoy-día-No-Existe? ¿Por qué un simple viernes de febrero iba a no existir?

Saludos Cordiales.

Lucía B.

26 febrero, 2008

Postal 1


Q. DN. :
Espero que puedas entender que mi momentanea "dislexia" me ha impedido escribir algo descente en los últimos días.
En todo caso, para compensarlo te envio esta postal. La foto extrañamente me recordó a ti.
¡Saludos!
L.B.

23 febrero, 2008

Carta 3

Querido DonNadie:

Siento decirte que las cosas por aquí no andan del todo bien.
Aunque en realidad ninguno de mis problemas me afectan de manera directa. "¿Cómo es posible?" debes estar preguntándote, pues... no lo sé... Quizás mi único gran problema es que parezco ser una persona fuerte ante los demás, siempre comprensiva y a la vez siempre racional, siempre con una solución, un consejo, o por lo menos con buenas palabras de apoyo. Y sí, tal vez a más de alguien le haya servido de algo, o quizás solo fueron palabras al aire... De todas formas, las intenciones son las que cuentan, ¿no?
Y si mis intenciones fueron las correctas, nada de lo que dije fue en vano, ¿cierto?

Suponiendo que hayas respondido con un sí, ¿Qué hacer cuándo sientes que ciertos problemas son demasiado como para aportar con un buen consejo? ¿Qué haces cuándo sientes que ninguna de tus palabras hará que esa persona entienda que no debe seguir haciéndose daño?
Estoy segura que ahora entiendes el por qué de mi pregunta inicial, y si no, lo aclararé: la verdad es que ningunos de los problemas que me afectan son realmente míos, ¿entiendes?
Y justamente esa mi desesperación. Si el asunto me afectara de manera directa, haría lo que para mí es lo correcto, lo que ante mis ojos me parece una solución racional. Pero si no soy yo la protagonista, y esta persona realmente parece estar cubierta por una cortina de humo que no le permite ver la realidad, ¿cómo ayudarla a hacerlo?¿cómo dar un sentido a su vida? ¿cómo ayudarla?¿O simplemente la única solución es dejar que pase el tiempo y que los vientos de la próxima llegada del otoño despejen su mente?

Saludos dificultosos, pero cordiales...

Lucía Barfield.

22 febrero, 2008

Carta 2

Querido DonNadie:

¿Sabes? Hace un par de días habría jurado que lo más difícil sería escribir una primera carta. El ordenar las ideas que se agolpan en tu cabeza llamando por salir, escoger las palabras adecuadas, y escribirlas correctamente. El nerviosismo, manos que sudan frío, rodillas que tiemblan y escalofríos; la incertidumbre de pensar y repensar si está bien hecha, si es lo correcto enviarla, y por supuesto, el terror de una posible respuesta.
Y todo eso por qué ¡Por una sola y simple carta!
Pero es que no es cualquiera, es la primera y es especial, pensarás, pues bien, ahora puedo responder con conocimiento de la causa, que sí, la primera es especialmente sufrida, pero lo peor ¡lejos! Es de hecho lo que ahora hago… Una segunda carta.
¿Porque qué es una segunda carta?
Puede ser una respuesta, o la continuación de una respuesta… Pero ¿y si no existe esa respuesta? ¿Cómo continuar? Corrigiendo errores, tal vez, pero ¿Cómo detectar esos errores? ¿Debo acaso analizar más en profundidad mis palabras y auto juzgarme? ¿No sería eso un insulto a mi propia vanidad? ¿Cómo dañar con un puñal de críticas un arduo trabajo? Porque si las críticas vinieran de segundas, terceras o cuartas personas, poco podrían importarme… siempre hay una forma de rebatirlas, de justificar las equivocaciones, o por lo menos, siempre se puede hacer oídos sordos a todo esto, siempre puedes escoger tu caparazón interna y ocultarte ahí para siempre… Pero, si la crítica viene de tu interior ¿Qué clase de caparazón podría protegerte? ¿Cómo escapar de ti misma?

En fin… ojalá mis preguntas tuvieran respuesta… Aunque claro, para mi es más que suficiente si te das el tiempo de leerme y tal vez reflexionar sobre mis preguntas. Mil veces gracias por esa molestia.


Saludos cordiales.


Lucía Barfield.

18 febrero, 2008

Carta 1

Querido DonNadie:


Te preguntarás como es que llegué a saber de tu existencia, o cómo se me ocurrió que podrías existir, pero la verdad... eso ni yo misma lo sé. Tal vez un papel con tu nombre quedó trabado en mi puerta una vez que pasaste por ahí, seguramente se cayo de tu bolsillo y fue impulsado por una traviesa brisa otoñal hasta mi casa, o quizás mandaste por error una carta que de alguna forma llego a parar a donde yo estaba y tu nombre se quedo grabado en mi inconsciente hasta que decidí recordarlo, o, si se te antoja pensarlo así, todo esto no mas que obra del azar, como cuando uno tira un dado y tiene exactamente las mismas 6 posibilidades que salga un 3 o un 5.
Como sea... al final lo mismo da si es una, otra, o varias las teorías que explicarían este "encuentro". Lo cierto es que de alguna forma (no se cuál será) la extraña conexión que nos une se volvió realidad en esta carta, como si cobrara vida algo inexistente, y aunque parezca estúpido, o demasiado soñador, o demasiada casualidad para ser verdad... Ya esta hecho.

Mis más cordiales saludos.



Lucía Barfield.


Máscaras y Antifaces *~

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Aveces soy la protagonista de mis propias historias... Pero no se ilusione, no pasa muy seguido.